El lince ibérico (Lynx pardinus) es un felino endémico de la Península Ibérica que históricamente se distribuía en amplias zonas de España y Portugal. En la actualidad, sus principales núcleos de población silvestre se localizan en el suroeste de España (principalmente en Andalucía) y algunas áreas de Portugal. Su hábitat preferente son los bosques y matorrales mediterráneos, donde se oculta entre la densa vegetación baja.
Físicamente, presenta rasgos distintivos como las orejas coronadas por penachos de pelo negro, barbas faciales muy pronunciadas y un tamaño mediano que oscila entre los 10 y 15 kg aproximadamente. Su alimentación se basa casi exclusivamente en el conejo silvestre, lo cual influye fuertemente en su distribución y supervivencia, pues la disponibilidad de esta presa es esencial para el mantenimiento de sus poblaciones.
La especie estuvo al borde de la extinción a finales del siglo XX, debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat, las enfermedades que afectaron al conejo y los atropellos en carreteras. Sin embargo, los esfuerzos de conservación, incluyendo programas de cría en cautividad y reintroducción, han logrado que la población se recupere gradualmente. Hoy en día, aunque el lince ibérico continúa catalogado como especie en peligro, su recuperación es un ejemplo de éxito en la conservación de grandes carnívoros.











