Cuando estábamos trabajando en el videoclip, Muns nos sugirió incluir una escena en la que apareciera un niño subido a una encina. Esta idea tenía un significado especial para él, ya que hacía referencia a su pueblo natal. Lamentablemente, no fue posible realizar esa toma en el videoclip. Sin embargo, decidí que esta inspiradora imagen no podía quedar fuera del proyecto, así que la utilicé como base para diseñar la portada del sencillo.
La canción trata sobre el caos mental, una temática intensa y compleja. Para reflejar este concepto, imaginé a un niño sentado en lo alto de un árbol, contemplando la luna. Esta imagen simboliza el enfrentamiento con la oscuridad y el caos de la noche, representando la introspección y la lucha interna del niño ante el vasto y confuso mundo que lo rodea. Así, la portada no solo hace un guiño al pueblo de Muns, sino que también captura visualmente la esencia de la canción y su mensaje profundo.